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¿Pienso, luego existo? Sí.... como no.

2 comentarios
Y es que usando esta frase atribuída a Descartes quise empezar este pequeño escrito acerca de la prevalescencia de la razón sobre todo.

Y es que mucha gente (yo también, en alguna época oscura de mi vida) coloca a la razón sobre un pedestal, y le llevan flores, la adoran y la miran como lo máximo a lograr.

Nada más absurdo. El hombre no es un ser tan racional como creemos.




Pensemos esto. Un volcán hace erupción y acaba con toda una ciudad cercana. La gente pierde casi todo. Se desespera, llora, se revuelca, clama a Dios, al gobierno y a los medios de comunicación por ayuda.Y deciden volver y tratar de reconstruir.

En Irak la guerra civil es algo de la vida cotidiana. Bombas y cuerpos reventados son tan comunes como para nosotros el desayuno y la siesta. En África la hambruna y las pestes hacen que mucha gente muera desde hace años. Y nada dice que eso se vaya a terminar.

Sin embargo, en casos como esto, la gente sigue con esperanzas, con ganas de vivir, de seguir adelante. Nada más irracional que eso. En vez de aceptar la realidad de que su situación difícilmente mejorará, se abandonan a la idea de que justo a ellos les tocará el milagro de tener suerte. Cosa que casi nunca pasa.

Y fijémonos un poco en esa gente que dice juzgar todo en base a la santísima razón. ¿Acaso no se les ve en los ojos que les apasiona el poner toda cosa existente bajo el estricto orden de la lógica? ¿Acaso no se sienten bien haciendo eso? ¿Acaso no les causa placer el mirar a los demás con desprecio, por no ser capaz de ver el mundo con sus ojos racionales?


Eso indica que el sentimiento también los mueve.

Es digno de notarse que cuando nacemos, lo primero que se nos desarrolla son los sentimientos. La necesidad de amor viene cargada en nuestros genes. Nos atraen las cosas que nos causan placer y nos desagradan las que no nos lo causan.

Y un bebé ya existe, aunque no piense.


Hay muchas personas que manejan su vida en base a lo que piensan que les es más conveniente, sin detenerse a meditar si en verdad lo sienten más provechoso.

De ahí resultan personas tan exitosas como amargadas, y ni ellas entienden por qué.


Y no prentendo ilegitimar a la razón, pues yo mismo soy muy lógico y analítico. Pero creo que ya es hora de darle a los sentimientos el lugar que les corresponde y que nunca les debió ser arrebatado.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

excelente comentario........bien se dice que el Corazón entiende de razones que la Razón no alcanza a comprender....

Alejandro dijo...

Me parece que rechazar los sentimientos es una (posible) etapa infantil que sirve para empezar a poner orden en nuestra cabeza.
A la fecha no me he topado con ninguna razón del corazón que no comprenda la razón de la mente.

Saludos.