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Cuando pase el temblor 2 (Chile 2010)

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(esta es la segunda parte del relato del terremoto. La primera parte la puedes leer acá)

Día dos

La segunda noche pasa entre sobresaltos debido a las réplicas. Me quedo hasta las doce en la casa de unos vecino, quienes decidieron pasar la noche en vela, para que, en caso de ocurrir un nuevo sismo, encontrarlo despierto, sepa uno por qué, pues sus casas no se cayeron si se van a caer. Duermo un poco más que la noche anterior -la del terremoto- pero aún así son pocas horas. Y no soy el único. Me despierto temprano y la transmisión de la radio Bío Bío saliendo desde las radios de los automóviles cuenta con detalle de los avances, los problemas y los estragos de la catástrofe. Y si la prioridad del primer día después del sismo fue conocer el estado de los seres queridos y conseguir agua, a la del segundo día se agrega la de encontrar alimentos. Los negocios pequeños abren y venden mucho, hay filas grandes de personas tratando de comprar todo lo que puedan.

Pero algunos van más allá de las compras y las filas. Los grandes supermercados de Tomé, es decir Bigger, Super 10 y Unimarc, son abiertos a la fuerza y una multitud de personas penetra en ellos cual tsunami humano, arrasando con todo a su paso y procurando agarrar -pues no se puede usar otro término para describir mejor la situación- cualquier producto que esté a su alcance. Los carabineros no pueden hacer nada ante la situación excepto arrojar algunas bombas lacrimógenas dentro de los supermercados, las cuales no consiguen detener a la enloquecida multitud. Cientos de personas de ojos enrojecidos y llorosos producto del gas lacrimógeno salen a empujones y tropezando desde los locales, llevando en sus brazos todo tipo de productos necesarios para la 'supervivencia'.


Aunque al parecer el término supervivencia tiene connotaciones muy dispares, según la persona a la que se le pregunte. Es por eso que vemos a muchas personas saliendo con carros de supermercado llenos a reventar de todo tipo de víveres (o de los que alcanzaron a sacar); pero también a otros que sacan uno, dos,tres y más carros, para quienes quiero pensar que estaban convencidos de que los alimentos escasearían por meses.


Otros, más 'previsores' llenaban camionetas o camiones con mercadería y se la llevaban sepa Dios dónde y regresaban por más. Aunque mi imaginación es grande, me cuesta pensar que esas personas trataban de proveerse comida para una familia numerosa. Y habían muchos otros que solo se concentraban en sacar botellas de alcohol y del más caro posible y en las mayores cantidades alcanzables. Posiblemente estaban dispuestos a morir de borrachos antes de permitir que otro tsunami los mate.

Y si no es porque llegaron las fuerzas especiales, el entusiasmo de la masa por sacar cosas 'gratis' desde los supermercados se habría extendido al saqueo de farmacias, bancos, zapaterías, almacenes de electrónica y línea blanca, bencineras y todo lo que encontraran a su paso.


Al finalizar el día ya no quedaba casi nada en las bodegas de los supermercados y le gente se marchaba a su casa, imagino que tranquilizada de contar con provisiones para soportar la semana, mes o año de supuesta escasez, según el tamaño del botín obtenido por cada uno.



Por mi parte no pude sacar nada (y no por falta de ganas, pero llegué algo tarde, estaba demasiado lleno y no sabía bien el orden de las estanterías de los productos), mas tengo amigos generosos que aunque sacaron bastantes víveres, después los compartieron con los vecinos de su sector y conmigo.

Por la noche terminé en un pequeño asado con carnes 'auspiciadas' por el Supermercado Mayorista Super 10 y algunas cervezas, con la familia de un amigo, afuera de la carpa en que iban a pasar la noche, por si las moscas.

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