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Todos somos imperfectos. ¿O no...?

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"Todos somos imperfectos y cometemos errores", suele ser la afirmación que muchas religiones cristianas hacer para justificar el que el ser humano es algo así como un producto defectuoso que no puede funcionar sin seguir las instrucciones de su "fabricante", es decir, de Dios.

De esa forma, se suele afirmar que es nuestra imperfección la que nos hace cometer errores, la responsable de nuestras malas costumbres y actitudes y de que no seamos "perfectos".

Así, costumbres como la holgazanería, el robo, y actitudes tales como  el mentir compulsivo, los ataques de ira, la infidelidad, el odio, etc. son pues, parte de la prueba de que el ser humano no está funcionando bien.

Es interesante notar que al calificar cosas tales como el mentir, el robar, el odiar , etc como fruto de la imperfección, tácitamente les estamos dando el calificativo de "insuperables". Pues, si el ser humano nace imperfecto -es decir, fallado de fábrica-, entonces lo mejor que puede hacer es luchar contra esas malas actitudes y contenerlas lo mejor que pueda, para, gracias a su esfuerzo y la ayuda de Dios, llegar a dejarlas de lado.



Al parecer las religiones ignoran -o quieren ignorar- completamente los descubrimientos del campo de la psicología en lo tocante al inconsciente humano y a que muchas de las "malas" actitudes de nuestra vida son resultado de hechos más o menos traumáticos vividos en edad temprana de nuestra vida. Mientras menos edad, más profundo el trauma y más difícil de recordar por nuestra memoria.

Y si nos ponemos a investigar un poco, nos daremos cuenta de que cosas como la mentira, el odio, la inseguridad, el sufrimientos, la baja autoestima y otras no solo dejan de ser fruto de la tan mentada imperfección, sino que pasan a ser actitudes completamente explicables. Es más pueden llegar a ser completamente superables, con un poco de esfuerzo del afectado.



Pongamos un par de tres casos de ejemplo:

 Cierto tipo que conocí tenía la costumbre casi enfermiza de mentir demasiado, en especial a las chicas con las que salía. Mentía acerca de lo que hacía en el día, de sus gustos, de sus familiares, de todo. Conversando con él, intentamos encontrar el motivo que lo hacía querer mentir siempre, y seguir mintiendo. Después de algunos encuentros, la conclusión fue que él mentía porque desde pequeño su madre lo hizo sentir como inferior frente al resto de su adinerada familia. Casi todos sus parientes tenían títulos universitarios y hablaban mucho del dinero que ganaban, y él a duras penas logró terminar la enseñanza secundaria.  Así que desde niño él adoptó la actitud de decir que le pasaban cosas que no eran verdad para verse más interesante frente a las personas, y de decir que sus gustos eran los más populares, y que su vida era la mejor. Con el tiempo se arraigó tan profundo dentro de él esa forma de ser, que, mezcla de miedo e inseguridad, ya no pudo controlarlo.

Cierta chica que conocí tenía la costumbre de fijarse en chicos dominantes, y alguno llegó incluso a golpearla. Sin embargo, ella seguía enganchada a ellos, aunque cada día se sentía más miserable. Con el tiempo se dio cuenta de que buscaba en sus parejas hombres indiferentes, pues su padre simpre fue indiferente con ella dede su temprana niñez.

Cierto hombre tenía la manía de fijarse siempre en alguna chica que terminaba haciéndolo sufrir y dejándolo. Después de pasar varios años con la misma suerte y lamentándose, con el tiempo logró darse cuenta de que siempre se fijaba en chicas frías y que no sabían querer. Chicas muy parecidas a como fue su madre con él, poco afectuosa y que desde niño lo criticó diciéndole que el no era lo suficientemente bueno. Con el tiempo todo eso se arraigó en su inconsciente, y aunque lo olvidó por completo, interiomente seguía buscando a chicas que lo menospreciarían, deseando encontrar en ellas a su madre y recibir por fin el cariño que nunca tuvo y que siempre deseó.



Curiosamente, pocas religiones (alguna lo debe hacer, creo yo, aunque no sé de ninguna), aunque afirman que su deseo es ayudar a las personas, le dan el énfasis necesario al inconsciente humano. Es más, para muchas de ellas este no se nombra. Un par de libros de Freud y Jung deberían incluirse en las reuniones de cada religión, a mi modesto parecer. La gran mayoría de ellas enseña a reprimir las malas acciones, a aguantar hasta que duela. Pero no aportan gran cosa en comprender qué es lo que causa tales acciones, para que la persona pueda comprenderse a sí misma y dejar de sentirse culpable por lo que siente. Alguien puede sentirse inferior debido a sus malas inclinaciones, y podrá ser por eso mismo el mejor cristiano, para compensar su "imperfección". Sin embargo, sería mucho más beneficioso para esa persona -aunque tal vez no para la religión que profese- el lograr entender a qué se deben sus malas actitudes, a dejar de sentir que no merece nada, lograr quererse a sí misma y hacer lo necesario para sanar esa carencia interior.








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