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No me importa la gente... porque me importa demasiado

1 comentario


A veces alguna actitud que creemos nuestra simplemente oculta todo lo contrario.

Por ejemplo, podemos decir que "no me interesa la opinión de la gente", o que "no me importan los demás". Hay personas que usan esta frase muy a menudo. Y en algunos casos puede que sea cierto.

Pero me he dado cuenta de que la mayoría de las veces ese "no me importa la gente" esconde precisamente el sentimiento opuesto: "me importa mucho la opinión de la gente, pero como me siento poca cosa, o me han dañado mucho, o creo que no les agradadaré si me conocen bien, entonces me paso la vida diciendo que no me importan". "Y me visto de oscuro (es solo un ejemplo), y soy esquivo en el trato con otros, y trato de no entablar relaciones de amistad porque en el fondo imagino que me van a traicionar, o que no me van a querer".

Curiosamente, el problema no es el miedo en sí mismo, sino la actitud de negarlo, de hacer como que no está allí. De pasarse la vida afirmando justamente lo contrario. En resumen (siguiendo con el mismo ejemplo), la frase debería ser: "me importa mucho la opinión de la gente, pero como  tengo miedo, digo que no me interesan. Y actúo como que no me interesan". 

Ahora,  si alguien a quien sí le importan los demás actúa como si no le importaran, entonces va a comportarse de forma más agresiva e indiferente de lo necesario. Por lo que la gente (que segun él no le importan) va a formarse la opinión de que esa persona es poco amable, pesada, amargada, mala persona, egoísta y complicada, etc. 

Es decir, la misma persona está contribuyendo a que la gente piense mal de él, y con toda razón.   Y entonces esa persona va a confirmar que la gente es mala con él y que no lo quiere, ¡pues él mismo está provocando eso con su actitud!



Es un círculo vicioso  que puede durar toda una vida. Y cuando esa persona esté vieja, les aconsejará a los más jóvenes "no se preocupen por la opinión de los demás, porque la gente en general es mala con uno". Vaya estupidez, ¿no?

Y si llega a querer a otros, es decir, si de pronto es capaz de mostrarse y aceptar que algunas personas entren en su corazón (sea pareja, amigos,  etc) , entonces se apegará a ellas y pueden pasar dos cosas:
  • será incondicional con ellos y leal como un perro, pues son las únicas personas en el mundo en las que él confía de verdad
  • será quisquilloso y desconfiado, quizás extremadamente celoso y obsesivo, pues deseará asegurarse de que esas personas no lo traicionarán aunque pudieran

Y si dichos seres queridos llegaran a traicionarlo ,posiblemente él los llegue a odiar, porque en su mente nublada por el miedo, ellos significan demasiado para él. Este tipo de personas usualmente colocan la fidelidad sobre todas las cosas  porque en el fondo, ya que no se hacen cargo de su miedo, indirectamente le exigen a los otros que se hagan cargo por él.



Triste, a mi parecer.

La solución del problema no consiste tanto en superar el miedo, sino en aceptarlo. Parece extraño, pero sólo con hacerse consciente de los miedos, estos tienden a perder fuerza. Yo diría que es casi el 50% de proceso de superación. Es como lo que ocurre con los adictos: el primer paso es que acepten que son adictos y que eso les hace daño. En el caso de losmiedos es lo mismo: aceptarlo y reconcer el daño que causa puede ser lo más complicado, y también la mitad del avance.

Un segundo paso puede ser la auto observación. Si ya hemos aceptado el miedo, debemos estar atentos para ver en qué situaciones aflora. Quizás al ir por la calle, o asistir a una fiesta, o a una reunión de personas, de pronto al saludar puede que la persona sienta este "tirón" del miedo que dice "muéstrate serio", "no te intereses por ellos", "no sonrías mucho". Si hacemos eso por un tiempo, poco a poco nos vamos a ir dando cuenta de las situaciones que nos incrementan ese miedo.

El tercer paso, que puede ser muy difícil, es esforzarse por actuar distinto en esas situaciones. Es decir, si en la mente resuena el "no sonrías mucho", por ejemplo, pues entonces debemos sentir el miedo de ese momento. Y darnos cuenta de no son las personas a nuestro alrededor las que nos están provocando esa desconfianza, sino que viene de nosotros mismos. De que, aunque nos cambiaran a las personas que tenemos delante, acutuaríamos igual y sentiríamos el mismo miedo. 

Es decir, el miedo está adentro de nosotros, y no viene de afuera! No es una señal de alarma que nos avise de peligro, sino que es una idea fija nuestra que no toma en cuenta nuestro alrededor.

Una vez que nos demos cuenta de eso, despues de un tiempo de auto observación, entonces podremos dar el tercer paso: si el miedo dice  "no sonrías mucho", entonces la persona debe esforzarse en sonreir. Si el miedo dice "no te intereses por ellos", pues la persona deberá esforzarse por conocer a los demás. El objetivo de este ejercicio es confirmar si lo que el miedo dice realmente es verdad o sólo una ilusión. Cuando es un miedo, generalmente es una ilusión. A veces las personas son bastante buenas, pero si comenzamos tratándolas mal es lógico que no respondan bien.



Nadie va a estar perdiendo el tiempo tratando de adivinar lo que realmente se esconde detrás de nuestras actitudes. Es responsabilidad de cada uno de nosotros lidiar con nuestros miedos. No podemos pararnos la vida esperando a que otro los supere por nosotros.





1 comentario :

Anónimo dijo...

Me parece un tema muy interesante y que puede que a la gente le ocurra pero que lo escondan por miedo a la opinión que los demás tengan de ellos.¿Por qué esconderse tras una máscara?, ¿porqué se le da tanta importancia a la opinión de los demás?, ¿porqué no creemos más en nosotros mismos?, ¿porqué condicionarnos y limitarnos?. La solución como dices es "aceptarse" como uno es, aunque sea dificil y si no te gusta alguna caracteristica de tu personalidad pues cambiarla o pulir tus fallos y no pensar demasiado en ellos,sino pensar mejor en lo bueno que haces, en disfrutar de las pequeñas cosas.