¡Esto es Halloween, Halloween, Halloween!!

Y al parecer Halloween es una fiesta que ha llegado a Chile para quedarse. Nada de extrañar, las cosas siempre se pegan entre la gente. Las personas tendemos a imitar lo que hacen otras personas, cuando lo que hacen nos parece conveniente, divertido o simplemente nos gusta. Las culturas que se relacionan  entre sí siempre terminan mezclando sus costumbres; las sociedades dominantes expanden las suyas a las sociedades dominadas, etc. Es cosa de tener un buen libro de historia a mano para enterarse de cómo pasan las cosas. El más grande ejemplo, y que podemos constatar día a día, es la propagación del cristianismo, que de iniciarse en Europa pasó a formar parte de la cultura de muchos países, a veces por lo atractivo de sus principios, las más por el látigo y la espada, pero el modo de expansión es harina de otro costal.



Sin embargo, por lo menos en las fiestas que hemos heredado/contagiado/copiado de otros países se mantiene, según yo, una constante: todas ellas poseen un significado con el que podemos identificarnos. Piense un poco, aguerrido internauta. La navidad, el cumpleaños, la Semana Santa, el día de San Valentín (en Chile le damos el original nombre de 'Catorce de Febrero', menos mal que no hacemos lo mismo con la navidad, llamarla 'Veinticinco de Diciembre' sería algo... pintoresco), etc. Todos poseen un significado para nosotros. Es más, hasta podría decir que todas ellas -y las demás que no menciono- nos evocan un determinado sentimiento: el amor por dios/jesus y por la familia (o por los regalos), el amor por jesús (y por el pescado), el amor por nuestra pareja (o la pena por no tenerla), y así.

Y aunque tenemos toda una maraña de publicidad que ha convertido las festividades en una fiesta para las grandes tiendas donde se nos anima de múltiples formas a sacarle jugo a nuestra tarjeta de crédito, la verdad es que el sentimiento aún persiste.



Pero hace poco llegó Halloween a nuestro largo y angosto país.Ahora, ¿qué significado posee Halloween para un chileno? ¿Qué sentimiento nos evoca?

Pensamos un poco, mmmm... seguimos pensando...mmmm.


La verdad es que, para decirlo en pocas palabras, NINGUNO.

Si hasta es nombre es ajeno a nosotros: Halloween, que a estas alturas ya en Chile lo pronunciamos como Jálogüin y que no suena a nada. Y los niños salen a pedir dulces vestidos de monstruos, hadas, batman, el hombre araña y cualquier adefesio que pueda pasar o no por un disfraz, a golpear las puertas de las casas de los vecinos haciendo el clásico grito de 'dulce o travesura', que pocos de ellos saben qué quiere decir.

Pero es lo que se ve en  las películas de Hollywood, y ellos tratan de imitarlo de la mejor forma.

¿Cómo fue que llegamos a tener nuestra propia noche de monstruos chilena? ¿Cuándo fue que empezamos a identificarnos con la fiesta del Halloween? No, querido lector, usted no ha caído en coma, ni es que haya pasado mientras usted (y yo, indudablemente) estaba ebrio en algún lugar desconocido y olvidado. La verdad es que eso nunca ha sucedido. Nunca en Chile nos empezamos a sentir identificados con el Halloween, ni nos evoca ningún sentir especial. Pero gracias a la publicidad, que siempre busca la forma nueva y creativa de sacarnos más dinero sin que nos sintamos explotados, hemos terminado así. Primero fue la idea de que sería  buen idea comprar unas calabazas con ojos y sonrisa,  y por qué no hacer fiestas de disfraces en las discotecas, y qué tendría de malo hacer comerciales de niños saliendo a pedir dulces, y así.



Y aquí estamos de nuevo, a pocos días de celebrar otro Jálogüin más, con más disfraces y más 'dulces o travesura' sin que nadie tenga un real identificación con la festividad, y lo que es más patético, no les importe hallar una.

Pero las multinacionales están felices, ¡y que siga la fiesta!