La ladrona de libros - Markus Zusak

¿Te gustaría conocer a Liesel Meminger? Créeme que no te arrepentirás. Hasta te podría asegurar que terminarás encariñándote con ella.

Todo comenzó cuando la Muerte revolteaba por Himmelstrasse haciendo su trabajo de llevarse a las almas de la gente que acababa de morir en esa noche de fuego y destrucción. En ese momento reparó en una niña que lloraba desconsolada entre el horror de los estallidos y la confusión. La pequeña dejó caer un libro de entre sus ropas. Nadie lo tomó en cuenta y fue arrojado a la basura cuando recogían los escombros y apilaban los cadáveres. Pero la Muerte subió al camión, lo cogió y se lo llevó.

Era la historia de Liesel.

Liesel fue entregada en adopción por su madre cuando tenía diez años a una modesta familia en un pequeño pueblo de Alemania, pues la madre no podía tenerla a su lado por razones que Liesel no sabía aún, y que yo no te diré.

Eran tiempos complicados, pues en el país empezaban a escasear los alimentos y el dinero, debido a que todos los recursos se estaban destinando a financiar a las tropas del Führer,  las que estaban empezando a perder ventaja en la guerra.

Pero esta no es una historia de los nazis..

Es la historia de una niña que robaba libros. De la irresistible atracción que en ella ejercía un libro cerrado y de cómo se esforzó hasta aprender a leer para poder entrar en ese mundo. Es la historia de un sótano, una calle, del amigo de cabellos color limón y de las descoloridas facciones de la esposa del alcalde. 

Es la historia de la melodía de un acordeón y de cigarrillos recién liados. Del arte de ser una saumensch, de correrías entre la nieve y a pleno sol. De pequeñas cosas que son gigantes. De seres pequeños e insignificantes que pueden ser héroes.

Es la historia de Lieslel. Y créeme, terminarás adorando a esta pequeña ladrona, y querrás caminar junto a ella por Himmelstrasse e invitarte a su casa a cenar junto a su familia, y acompañarle a leer su libro junto a los demás en su pieza o en el sótano con el cielo pintado en la pared.

"Sí, la recuerdo a menudo y conservo su historia en uno de mis múltiples bolsillos 

para contarla una y otra vez. Es una más de la pequeña legión que llevo conmigo, 

cada una de ellas extraordinarias a su modo. Todas son un intento, un extraordinario intento