Un par de canciones de compañía
Hay cierto consuelo, cuando uno se enfrenta a problemas estúpidos por causas estúpidas, en encontrar un par de canciones que hablen de lo mismo y darse cuenta de que uno no es el único estúpido al que le pasó.
No es que uno se llene de alegría que digamos, pero al menos está el conocimiento de que, como dice un personaje de la película Magnolia, "estas cosas pasan". Muchas veces escuché algunos temas, años atrás, cuyas letras no tenían gran importancia para mi, pero que con el paso del tiempo han llegado a ser bastante significativas. Aficionado más a las palabras que a las melodías de las canciones, en lo que a buscar consejos se refiere siempre he apreciado los versos poéticos, ingeniosos o que pueden decir mucho con pocas palabras, o con las palabras exactas para despertar un sentimiento en particular.
Creo que desde niño buscaba identificarme con alguna canción. Era como buscar a alguien más que pensara lo mismo que yo. O que me hiciera pensar en algo distinto, que me diera una opinión, o me "sugieriera" qué hacer al respecto.
Eso es algo de lo que carecen las melodías sin letra. Te pueden hacer sentir, quizás elevar tu espíritu o hundirte más, según cómo uno la pueda interpretar, pero no pueden aconsejarte. La música por sí sola puede ayudar a conocerte a ti mismo, a sentir a través de las vibraciones de los instrumentos tus propios sentimientos, miedos y deseos, pero no puede -no es su papel- ofrecerte un camino a seguir, a menos de que tú mismo puedas ver alguno.
En esos casos en que he pensado, egocéntricamente, que "estas cosas sólo me pasan a mí", tiendo a buscar en mi memoria alguna canción que hable de algún caso similar. A veces no la encuentro, pero con el paso del tiempo llego a escuchar una y me digo: "hey, si es lo mismo que me pasó hace un tiempo".
A veces se siente bien. Otras, resulta un tanto molesto, en especial cuando son canciones viejas y confirman que los problemas de hace 20, 40 o más años siguen y siguen ocurriendo, y las personas siguen reaccionando igual, y el daño se vuelve a hacer una y otra vez en una macabra rueda sin final.
Algo bueno tiene escuchar a Joaquín Sabina, Ismael Serrano o Joan Manuel Serrat. Aunque en este momento estoy pensando en Soda Stereo (que no es de mis grupos preferidos), Las Pastillas del Abuelo (que sí lo es), algunas de Alejandro Sanz y de Miguel Bosé. Y desde luego esto no se limita a los temas en español.
Y me pongo a pensar que los problemas, grandes o pequeños que a veces tenemos, sea con otras personas o con uno mismo, sean por meter la pata o por hacerlo bien, sea por ser demasiado malo o demasiado bueno, jamás son nuevos. Sería interesante tratar de encontrar a alguien que haya pasado por un problema que nadie haya tenido antes. Y creo que, antes de actuar, sería buena idea consultar a quienes han vivido algo parecido. Yo elijo las canciones. Algunos elegirán a un abuelo o abuela de su confianza. O algún libro. Obviamente le preguntaremos a nuestros amigos, pero yo me refiero a reunir consejos de personas que ya han vivido toda su vida, y que poseen, o llegaron a poseer, la sabiduría que solo puede brindar la experiencia. Esa experiencia que, cuando la lleguemos a poseer, no nos servirá de nada, pues ya no podremos volver el tiempo atrás, y en ese tiempo nuestros problemas ya se habrán ido.
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