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Los 80, serie completa para descargar

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Les dejo un archivo alojado en Mega con los links para descargar todos los capítulos de la serie Los 80, emitida por Canal 13 de Chile. A mi parecer una de las mejores series que se han filmado en este país.

Los enlaces no están alojados en ningún servidor de archivos, sino que son los que el mismo canal ofrece para ver online. Así que la calidad es la misma que pueden ver en el sitio oficial.

Descargar archivo con enlaces AQUI


Que la disfruten :) !


Somos cáscaras con forma de personas

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 Cáscaras, todos somos cáscaras.

Por ejemplo, a veces sales con alguien que no has visto hace un tiempo. Inician la conversación amigable con los temas de costumbre, pero de pronto te das cuenta de que ya no es lo mismo. Empiezas a darte cuenta de que no estás hablando realmente con la persona, sino con una cáscara. Que esa carcajada de risa no suena como un gesto de alegría, sino como un desahogo, como un grito de desesperación que prentende obligarse a sí misma a creer que es risa. Escuchas la respiración lenta, forzosa, cansada. Observas los gestos de las manos, moviéndose nerviosas, lo que no es coherente con la impresión de calma que aquella persona quiere expresar. Entonces te das cuenta de que no estás hablando realmente con esa persona. Estás hablando con una cáscara, con una armadura llena de movimientos mecánicos, acostumbrados, condicionados y predecibles. Y de que cada cosa de hablen no llegará realmente a lo que hay dentro de esa cáscara, sino que se detendrá apenas tope con las ideas pre establecidas y la visión de vida de esa persona.

Con el tiempo incluso podrás predecir la reacción de esa persona frente a los estímulos. Al principio puede ser algo agradable. El poder pensar "hey, yo puedo darme cuenta de las apariencias". Pero esa satisfacción dura poco. Es triste, realmente triste, pasar horas y horas con alguien y darte cuenta de que en ningún momento logras llegar a la persona en sí, sino que todo se detiene al estrellarse contra esa cáscara llamada Personalidad.

Pero no se trata de que te sientas superior por eso. Para lograr darte cuenta de la profundidad de la máscara de los demás, primero debes comenzar a quitarte tu propia cáscara. Poco a poco, golpe a gole, trizándola por aqui y allá, golpeando los puntos más frágiles y luego quitando los pedazos. No es algo alegre que digamos. Cada parte de la máscara oculta una herida que no se ha dejado sanar, sino que se ha tapado para aparentar que nunca existió. Y cada vez que remueves un pedazo de aquella cáscara, vuelves a sentir el dolor de esa herida: miedo, fracaso, falta de cariño, odio, rabia, soledad, timidez, inmadurez... ¿sabes cuántas cosas se pueden esconder detrás de una personalidad impecable? Y mientras más golpeas la cáscara, más aparecerán.

Y no creas que se trata sólo de casos especiales, de personas que por ciertas circunstancias la han tenido más dificl que la mayoría. No, eso es un error. Coge a una de aquellas personas de la mayoría, prueba a mirar dentro de su cáscara y verás algo similar. Pueden ser otras heridas, pero no creas que son menores solo porque se ve menos preocupada. No creas que le saldría más fácil.

Luego aparece el problema de lidiar con las heridas no sanadas. Generalmente son heridas que llevan años dentro. Años de ser ignoradas. Heridas olvidadas que se convirtieron en un comportamiento, en un gesto, en un tono de voz, en una reacción. En los casos peores, estas heridas detonan en una enfermedad física o psicológica, una neurosis, una alergia, un tumor. ¿Qué hacer al momento del reencuentro con esas heridas? Pues aunque el tiempo ha pasado, ellas mantienen el recuerdo de cuando se originaron, por lo que al darte cuenta de que existen no esperes que se vean menores solo porque ha pasado tiempo. No, el dolor regresa con tanta o más intensidad que cuando se provocaron. Y es ese dolor con el que hay que habérselas. Puede ser miedo, odio, deseperación, pero en el fondo siempre es lo mismo: dolor.



Hay que enfrentarlas como se pueda, y no siempre se está preparado. Muchas veces pueden hacerte pedazos y dejarte tendido sin fuerzas. Además, siempre está presente la tentación de hacer como si nada y decir "no, yo no puedo estarme sintiendo mal por eso, si fue hace tanto", "No, yo soy como soy y listo, estoy perdiendo el tiempo inventando cosas".

Es comprensible que gran parte de las personas no deseen -e incluso rehuyan de- autoconocerse. Dirán que no tienen tiempo, que se les olvida, que lo harán cuando tengan la casa, la pieza, el mueble, cuando viajen, etc. Me recuerda en parte ese tipo que le dijo a Jesús "quiero seguirte, pero primero dejame enterrar a mi padre (esperar a que el padre envejezca y muera)".  Y es que el proceso puede ser realmente doloroso. Mientras mayor y peor esté la persona, las heridas serán más grandes y más negadas, por lo que el choque no va a tener nada de agradable.

Es más, a medida que te comiences a sacar los pedazos de la cáscara y esta comience a disminuir, pensarás que ya llevas un buen trecho avanzado.. y ¡sorpresa! Detrás de la primera cáscara se esconde otra cáscara, y detrás de esta otra, otra más. Somos algo así como una mamushka tamaño gigante. Llevamos una carga emocional de recuerdos desde quizás meses antes de nacer, y si en esa época tuvimos malas experiencias, estas pasaron directamente a nuestro inconsciente, pues en ese entonces no teníamos capacidad para discernir e intepretar nada conscientemente. Solo podíamos sentir. Y si dolió, dolió. Y ni hablar de las cargas emocionales heredadas.

Y habrán momentos en los que algo te agobie y no sepas qué. Podrás intentar taparlo distrayéndote en alguna actividad, pero con el tiempo esa sensación de agobio se hace más fuerte. Incluso te darás cuenta de que te inventas problemas y preocupaciones sólo para escapar de ese agobio. Eso es la sensación de que llevas esa cáscara encima. Es molesto, y habrán momentos en los que te sorprendas pensado "¿y si volviera a ser como antes...? ¿Y si mejor me olvido de esta tontería de sanar heridas y me quedo siendo el que soy?".  Depende de cada uno el persistir o regresar.

Pero tú no deseas volver. Avanzas como puedes, a veces corriendo y a veces a rastras, pero avanzas. Contemplas las heridas y de a poco consigues sanarlas. Algunas completamente, la mayoría a medias, pero algo es mejor que nada. No es fácil, pero a medida que lo logras vas sintiendo una nueva fuerza renacer en donde antes no había nada. Comienzas a sentir un tipo de certeza, un "algo" que no tiene que ver con una cosa externa ni algo nuevo. Es un cierto tipo de energía interna que parece estar fluyendo dentro de ti. Algo desconocido pero familiar, aunque no sabes de dónde ni de cuando.

Y comienza a aparecer un cierto tipo de fortaleza, y empiezas a ver las mismas cosas de antes pero de forma distinta. Pero no te engañes: son las mismas cosas de siempre. Y no es que tengas nada especial ahora. Es sólo que al librarte de esas heridas dejas de malgastar la energía física, mental y emocional que usabas para mantenerlas tapadas. Puede que cambies alguos gestos, posturas, formas de expresarte, de mirar, de gustos. Pero en verdad no estás cambiando nada. Te estás desligando, lentamente, de aquellos comportamientos que habían sido provocados por las heridas emocionales existentes. Si te duele una pierna, cojeas. Pero si te no sanas el dolor, con el tiempo te acostumbrarás a cojear, e incluso puede que creas que así naciste. O puede que te obligues a andar bien, pero no va a resultar. Mas sana el dolor de la pierna, y de la nada te darás cuenta de que ya no cojeas. Así funciona.

Esto causa que, de a poco, comiences a perder la personalidad. Cambiarás de gustos, de amistades, de deseo, de aspiraciones, de miedos y de puntos de vista. En verdad no estás perdiendo nada. Simplemente te estás librando de condicionamientos, y con ello tu verdadero "tú" puede moverse un poco más libre que antes. Esto puede ser bueno o malo, según como lo veas. Puede ser desconcertante cambiar tan rápido, lo que puede traerte problemas con la gente que te rodea. De pronto puede que o te guste tu trabajo, tu pareja, tu vida completa. ¿Pero qué le vas a hacer? Crecer tiene su precio. Es caro si lo comparas con lo que pierdes, pues perderás mucho. Pero es barato si lo comparas con el premio: tu propia libertad.

¿Podrás lograrlo completamente sólo en una vida? Es algo que nadie te puede asegurar. Pero si  has soportado el avance y al final te vas sintiendo mejor, ¿por qué no intentarlo? Es más, ¿tienes otra opción? ¿Acaso de gustaría volver a ser el de antes? ¿Te volverías a colocar dentro de la cáscara? La respuesta es un rotundo No. Prefieres un minuto de visión real aunque duela, antes que un siglo de vida despreocupada en el reino de los ciegos.




Y aunque ese minuto de visión completa nunca llegue, envejecer y morir durante el camino es la opción que prefieres.















Navidad, navidad

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A ver si estoy bien: se supone que en la Navidad se celebra el nacimiento de Jesús (ya sé que la fecha y los ritos vienen de fiestas mas antiguas y bla bla, pero no es el punto). Se supone que es una fecha para dar amor a los demás. Pero veo que toda la gente se apresura a armar el arbol, comprar regalos y colocar luces.

Pero si lo que estamos celebrando es a Jesús, entonces el arbol, los regalos, las luces y el gordito barbón de rojo no tienen ninguna importancia. Es más, incluso estorban el sentido "real" de la fecha.

Pero, ¿realmente lo estorban? ¿O es que la gente prefiere armar un arbolito, comprar regalos y poner luces porque en el fondo o no sabe o le importa un comino (o un rábano, o un pepino según los gustos de cada uno) dar amor a los demás?

Mi percepción es que es una fecha que se utiliza sólo para aparentar una felicidad que no se tiene. Todos los años veo a personas quejandose de que tienen que compar regalos, hacer la cena, armar el árbol, etc. Y vaya que se endudan en eso.

Hay otros que se fascinan con armar el arbol y decorar todo con adornos brillantes, y eso sería la fiesta para ellos: algo que se ve 'bonito'.

 No veo a nadie más amoroso con los demás solo porque sí. No veo a nadie que dé solo por el placer de dar. Ah, pero es que no se puede crear una costumbre y aun actitud de vida de la noche a la mañana. Es difícll ser genuinamente generoso por temporadas, creo yo.

 Más lo veo como una obligación autoimpuesta que como una real fecha de amor y felicidad. Pero a falta de amor tenemos regalos y un arbolito con luces. Jo-jo-jo.




Medicamentos para eliminar el síntoma

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No sé si a veces les ha pasado. He visto a muchas personas que les ha ocurrido esto:

Se sienten enfermas, tienen alguna dolencia o malestar y van al médico. Este último les receta un par de medicamentos, y a los pocos días nuevamente se encuentran bien.
Luego, poco tiempo después, les aparece otra dolencia. Nuevamente acuden al doctor, y este les receta alguna pastilla  y en pocos días la dolencia se ha ido.
Pero luego aparece un nuevo malestar, un poco más importante que el anterior, y repiten el ciclo.
Y tiempo después les aparece otro problema de salud, de más consideración que los anteriores.
Y luego otro, y otro, y otro, cada vez más graves.

Entre leer cosas y conversar con algunos médicos (de 50 años o más), me he enterado de que existen muchos medicamentos cuya única función es eliminar el síntoma y no la causa. Me explico: si alguien sufre de insomnio, le dan píldoras calmantes para que se relaje. Pero esas pastillas no relajan realmente, sino que atontan y anestesian un tanto, de forma que la persona pueda dormir bien.

Si te duele el estómago, te darán pastillas que te ayuden a quitar ese dolor.

Todo esto se ve muy bien, pero hay un detalle. La molestia se va, pero ¿se va también lo que causaba la molestia? Nuestro primer pensamiento es creer que sí, que ambas se van juntas. Pero ¿es tan así?



Cuando los medicamentos son elaborados para ser simples calmantes, lo que harán será precisamente eso: calmar. Pero eso no implica solucionar el problema. Permítaseme ilustrarlo con un ejemplo:

Es como si tuviéramos una ventana a la que le falte un vidrio, y para solucionarlo cerráramos la cortina. Es cierto, la falta de vidrio no se verá. Pero el vidrio sigue faltando. Y luego llegará el invierno y como el vidrio no está, el frío entrará a nuestro hogar. Nuestra casa va a estar muy helada Quizás le pongamos una alfombra para que no se sienta tan fría. Pero el frío sigue entrando. Comenzarán a formarse hongos y musgo en las paredes. Entonces podremos comprar algo que quite los hongos. Con el tiempo nuestras camas se llenarán de humedad. Entonces podremos comprar colchones nuevos y frazadas mejores. Podremos tener la estufa prendida las 24 horas del día. Pero aún así, con el paso del tiempo los moradores comenzarán a enfermarse.

¿Cuál es el error  acá? Que no se está solucionando el problema. Simplemente se está tapando. Se está creando la ilusión de que el problema ya no está ahi. Y como no se le enfrenta, de a poco el problema comienza a crecer y a generar más molestias.

Pues esa casa podría ser nuestro cuerpo. Y las acciones tomadas por los dueños, pues aquellos medicamentos calmantes. Efectivamente el problema inmediato se resuelve, pero la causa de ese problema es dejada de lado, como si nunca existiera. Y como en todo orden de cosas, un problema que no se trata, por pequeño que sea, de a poco va a empezar a complicar las cosas cada vez más. Con el tiempo puede que la casa entera se vuelva inhabitable, y no va a haber mucho que hacer al respecto.



Personalmente me inclino fuertemente al lado de la medicina natural. Hace más de 9 años que no pruebo ni una aspirina. Pero no es mi intención convencer a nadie de que haga como yo, pues cada uno elige (consciente o inconscientemente) su forma de vida y eso no es asunto mío. Pero sí quisiera dejar la reflexión acerca de la importancia de elegir un buen médico, y no uno que simplemente recete calmante tras calmante. Porque medicamentos buenos, hay. De eso  no me cabe duda. No sé si son los más populares, algo me dice que no. 

Cuando el cuerpo presenta algún malestar es porque está activando sus mecanismos de defensa. Ese dolor, esa alergia, esa tensión estan ahí por algo. Son los mensajes de nuestro cuerpo para decirnos "¡algo no anda bien, ayudame!". ¿Y qué hace el común de la gente? Pues consume algo que "le quite el dolor". Eso es un calmante. Entonces el cuerpo sigue sufriendo, pero ya no puede quejarse. El problema crece y después afecta otras partes del cuerpo. Entonces surge un nuevo malestar. Nuevamente la gente consume otro calmante, y el problema "se va". Mentira. sigue allí, creciendo, venenoso, solo que no se nota, pues otra vez se ha hecho callar al cuerpo para que no avise que algo está pasando.

Al final, el cuerpo estará tan dopado y sus defensas y alertas tan restringidas que ya no podrá quejarse.



Y con el tiempo, en muchos casos, esto puede terminar en una enfermedad seria. Y la gente se lamenta diciendo "que les dio cancer", "que se volvieron alergicos", "que les entontraron un problema al corazón".

O sea, creen que la enfermedad apareció de la nada, pero qué mala suerte, ¿no?

Es más, varios médicos me han conversado acerca de que detrás de toda enfermedad existe una causa emocional. Y que si no se trata esa causa emocional conjuntamente con la dolencia, pues de una u otra forma ese problema emocional va a volver a causar un problema físico.

Pero quizás hable de eso en otra entrada.




Los justicieros de las violaciones

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Tristemente, cada vez más a menudo aparecen noticias de adultos que violan a menores. Y en ocasiones los detalles son desgarradores. Y poco después comienzan a aparecer los autodenominados "justicieros", que inundan la internet con sugerencias de cómo tratar al violador:

  • que lo quemen en aceite hirviendo
  • que le corten pedazo a pedazo con un alicate
  • que le rebanen los genitales y se los hagan comer
  • que le saquen los ojos con clavos
  • etc...

La lista prosigue con un sinnúmero de formas de tortura tan salvajes como ingeniosas, dignas de ser incluídas en el Malleus Maleficarium (la guía de torturas que utilizaba la santa iglesia católica en la edad media contra los acusados de brujería).

A medida que voy leyendo las propuestas de castigos, no he podido menos dque pensar "¿y estos son los 'buenos', los que piden justicia, los 'defensores' de la pobre víctima violada?" Pues si me baso exclusivamente en sus comentarios, mi única conclusión es que son unos salvajes llenos de odio por dentro, que solo están buscando un pretexto para desahogarse con algo o alguien. Lo que sea que sirva. Y un violador es alguien universalmente reprochable, es decir, el sujeto ideal a quien echarle la culpa de todo.

En ese entonces comienzo a desconfiar, más que del violador, de las personas comunes, decentes, las de las buenas costumbres, aquellas que se creen de los buenos, que dicen que hacen lo que pueden, de esa gente de trabajo y de metas, que aguanta problemas y vive de la mejor forma posible. Pues una persona 'normal' (esta palabra da para todo) no sería capaz de proponer semejantes métodos de castigo so pretexto de que es para que el transgresor "aprenda".



 Pero una persona triste, amargada, llena de odio, frustrada, reprimida, y además cobarde, débil, pusilánime y llorona es completamente capaz de desear que a ese otro (al que ni conoce) le practiquen las torturas más horrendas que pueda concebir su mente. Pero no nos dejemos engañar  porque esa persona diga que es "para que el tipo aprenda, o de castigo, o por la víctima violada". En especial cuando dice que es por la víctima. A ninguna de esas personas le importa la víctima. 

No le importa si violaron a un recién nacido o a una niña de 5 años. Ni siquiera se va a acordar del nombre de aquel(la) inocente. Nunca se va a preguntar, tiempo después, qué fue de aquel pobre infante. Nunca va a proponer, ni siquiera por redes sociales, en donde se dice mucho y se hace nada, hacer una campaña para recolectar ayuda para la familia y la víctima (porque los médicos y los tratamientos psicológicos que tendrá que tener de por vida se pagan, sepa usted).

Lo único que le importa es tener contra quien desquitarse. Utilizar al más vulnerable. Y como es cobarde, de seguro jamás se atrevería a hacerle nada al violador. A menos, claro, que esté respaldado por una multitud de cobardes iracundos, tan sedientos de sangre como él.



No estoy defendiendo al violador. Es más, pienso que en esos casos se debería aplicar la pena de muerte. Rápida y sin dolor, para eliminar al causante de un daño que casi siempre es irreparable y de por vida.

Creo que un castigo debe ser aleccionador y no solo un medio de causar daño al delincuente. Y la muerte, ser la sentencia cuando el daño es demasiado grave y o hay lección que valga.

Pero tengo la impresión de que la mayoría no está interesada ni en el daño ni en los dañados. Sólo quiere alguien a quien hacer sufrir para satisfacer su propio odio. Resulta que la gente buena no es tan buena entonces. Es sólo la fachada.