Ocaso
¿Has visto las nubes en un atardecer? ¿Acaso has contemplado un espectáculo más hermoso ante tus ojos?
Esas nubes rasgadas y los múltiples colores, fecundados por un sol ardiente en declinación. La belleza de un cielo ardiendo sobre nosotros y la brisa acariciando tu rostro. Y el reflejo en un mar diáfano, luminoso, cual espejo inmenso, acuoso, perfecto como la sonrisa de un niño o una mariposa aleteando sobre una flor.
¿Còmo describir las múltiples formas en el cielo? ¿Cómo darle un nombre a la majestuosidad que, cual pavo real de energía se cierne ante nosotros grandiosa, cada día cuando este está llegando a su fin?
Sólo basta fijar la mirada un instante, un pequeño instante, para quedar cautivado por el embrujo, la fascinación, la hermosura y la grandeza que nos hace sentir perqueños jugando a ser los grandes, los dioses, los gigantes que fueron.
Se rumorea entre los sabios de verdad que los seres de luz alcanzan la pureza de los atardeceres y que su alegría es la belleza de los colores del sol. Se cuenta que la tranquilidad de un ocaso es la paz de ellos, mirando desde lejos los juegos de los hombres, sus glorias y sus caídas. Se dice que si miras una puesta de sol con los ojos adecuados, quedarás hechizado con su esplendor y parte del poder de los sabios se quedará en tu alma mortal por el resto de tus días sobre este suelo. Desde entonces no serás el mismo, pues la llama de los sabios dirigirá tus pasos para que algún día llegues a ser como ellos, es decir, un dios.
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1 comentario :
AAA conmovedor, no tenìa oportunidad de leer bien tu blog pero vaya mira un atardecer viendolo como tu lo ves es sin duda para enamorarse disfrutar sentir.... wooww.... invitame a verlo :D
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