Tener todas las respuestas
¿Qué buscamos las personas? Es tan sencillo perderse entre la maraña de oportunidades que se nos ofrecen a cada momento. Lo que queremos, lo que tememos, lo que hemos soñado y que creemos que puede pasar, nuestra peor pesadilla vislumbrada desde lejos acercándose.
Lo que te dicen, lo que dices, lo que lees, lo que ves, lo que aprendes y lo que no te atreves a aprender.
Se dice que el universo siempre nos entrega las respuestas a lo que queremos saber. Pero eso no significa que obligatoriamente las vayamos a entender. Mucho menos que vengan en la forma que nos gustaría. Así como aquella carta importante dejada bajo el umbral de nuestra puerta, que pisoteamos por ir demasiado aprisa y cegados por los problemas que monopolizan nuestra mente, y que trae exactamente esa buena noticia que estamos esperando ansiosos. A veces simplemente no miramos hacia donde debemos mirar.
Y si la sutil respuesta pasa desapercibida, y si tenemos la suficiente suerte de que el universo nos cuida, llegarán otras pequeñas señales a nosotros. Pero si aún así las ignoramos, entonces puede que se presente un giro fuerte del mal llamado "destino" que provoque un cambio radical en algún aspecto de nuestra vida. Posiblemente ese cambio no nos guste. Pues si no vimos -o no quisimos ver- las pequeñas señales enviadas a nosotros con anterioridad, las cuales posiblemente nos indicaban que debíamos hacer ese cambio por nosotros mismos, entonces nuestra nueva situación no nos resultará agradable.
¿Qué hacer? Desarrollar el autoconocimiento. Jamás podremos ver todas las respuestas mientras estemos cegados por nuestros pensamientos, nuestras emociones fruto de nuestras carencias y nuestras preocupaciones. Si a duras penas nos conocemos a nosotros mismos, ¿cuántas posibilidades tenemos de conocer a los demás? Ciegos guiando a ciegos, deambulamos por este mundo dando consejos de ciego a ciego, diciendo que lo que siempre hemos hecho, o lo que nos ha resultado es el mejor modo de proceder en cada caso. Y como guías y seguidores ciegos, chocamos una y otra vez contra los obstáculos que nosotros mismos nos colocamos delante y contra los que han colocado los demás. Y nos lamentamos y culpamos al cielo de lo que es nuestra única e instransferible responsabilidad: crecer.
Pero es mucho más sencillo decirlo o leerlo. En la práctica muchas veces duele.
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1 comentario :
el umbral de los sentidos, ese lugar extraño y difuso!
Gran post, gracias. A veces hacen falta estas reflexiones
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