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Teletón 2012: mi opinión personal

1 comentario
Tengo opiniones un tanto encontradas con respecto a la Teletón.

Desde hace años se presenta a los ojos de la ciudadanía como una campaña a nivel nacional en donde todas las personas donan un poco de dinero para poder ayudar a la rehabilitación de los discapacitados de Chile. En un evento de 48 horas seguidas (antes eran más), se realizan disintos shows a los largo del país, en donde artistas famosos actúan y animan a la gente a ir al banco a depositar lo que puedan, lo que irá en ayuda de los pacientes de la Teletón. Además, se muestran experiencias de la vida real de discapacitados que gracias a la Teletón han logrado rehabilitarse o al menos, lograr llevar una vida relativamente normal. Y se elige siempre a un niño o niña "símbolo", que suele ser alguien con una discapacidad grande y un rostro capaz de inspirar ternura, el cual aparece en los afiches y spots principales de la campaña.



En la tv, el show central informa minuto a minuto de las recaudaciones en todo el país. Y las grandes empresas entregan un monto importante frente a las cámaras, el cual irá en ayuda de los niños de la Teletón. La meta es siempre lograr superar el monto recaudado en la campaña anterior.

Las cosas que se pueden decir a su favor en forma incuestionable es que funciona: los aparatos para discapacitados, las ambulancias especiales, los traslados desde sus casas hasta los centros Teletón a lo largo del país, las teprapias de meses, años o por toda la vida, todo eso en muchos casos la Teletón lo cubre completamente, permitiendo que muchas personas que no pueden costear tales atenciones puedan acceder a un centro de primera calidad.

Sin embargo, a medida que veo el show de cada año y observo la publicidad, no puedo dejar de sentir cierto sabor amargo en mi paladar. Pues aunque este evento en verdad es una inmensa ayuda para los discapacitados, realmente de cruzada de amor no tiene nada. Es simplemente un gran negocio.

Las empresas que aportan en la Teletón deben comprometerse con meses de anticipación. A cambio de eso, los famosos de la tv aparecen gratuitamente en la publicidad para esas empresas, diciendo que compren el producto que es muy bueno, y que además "está en Teletón". Quien conozca un poco de los costos de hacer un comercial con gente famosa,  sabrá que este es un ahorro de dinero  considerable. Además, permite imponer la imagen de la marca o tienda como la de una empresa solidaria. El monto reunido durante la campaña es entregado públicamente durante el show de tv. Nuevamente, esto es un gran aliciente para la imagen de la misma.



Además, según la ley chilena, las empresas tienen derecho a descontar de su pago de impuestos anual las donaciones que realicen (hasta cierto tope). Por lo que, como es de esperarse, las donaciones públicas hechas en dinero ante los ojos de todo Chile son restadas de los impuestos que cada empresa tendrá que pagar el año siguiente.



Por lo que podemos empezar a pensar que esto es un negocio muy conveniente. Si soy una empresa de cierta importancia y me ofrezco para "cooperar" con la Teletón tendré publicidad gratis y con personas famosas, y afiches y apariciones en diarios, radioemisoras y televisión, y además el monto que done será deducible de mis impuestos. De pronto la solidaridad empieza a aparecer bastante conveniente.

Además, no podemos olvidar el valioso ingrediente del morbo en esta campaña.

Como ya mencioné, durante los dos días contínuos de show se muestran historias de personas que de una u otra forma llegaron a ser discapacitadas. Personas -generalmente niños- sin brazos o sin piernas que cuentan toda su triste historia hasta que llegaron a la Teletón, todo acompañado de grabaciones donde se muestra detalladamente su vida diaria en donde ayudados de muletas, silas de ruedas o prótesis logran hacer una vida casi normal, pero siempre tomando el ángulo adecuado para que a ningún espectador se le olvide cúal es la deformidad o discapacidad que esa persona padece.

Y al final del relato, en  ocasiones el niñ@ en silla de ruedas o con muletas dice que tiene una sorpresa, y de pronto se levanta de la silla, o deja las muletas, y camina hacia su  madre de una forma robótica, tiesa, chocante a veces, de la forma en que camina un discapacitado, mientras el animador pide un gran aplauso y la gente rompe en un intenso grito de ovación mientras muchos lloran. Y se dice que la persona es un modelo de superación, y todos se alegran de que fue capaz de caminar y la madre llora como una Magdalena.

 Hasta cierto punto esto es en verdad conmovedor y digno de admiración. Pero después de ver muchas historias seguidas, me empiezo a dar cuenta de que lo que se quiere mostrar no es la fortaleza del discapacitado, sino el horror que significa el ser deforme o no tener una parte del cuerpo, la inmensa dificultad que implica poder hacer cosas simples, y lo necesario que es dar gracias a Dios porque a mí no me tocó, y que sería buena idea darles dinero a esos pobres diablos a los que la vida no los trató tan bien.

Y es que la gente de lo único que habla después del show era del "viste esa niñita de ocho meses que no tenía brazos, pobrecita!", "Y ese hombre que no tenía dedos... imagínate!", "Y esa niña con síndrome de dawn que usaba prótesis!".

No he escuchado a nadie decir "Es admirable la fuerza de esa joven que mostraron", o "yo quisiera tener el valor de ese niño que salió allí", mucho menos "me gustaría que mi hijo tuviera esa fortaleza". Pues podrían mostrar las mismas historias haciendo énfasis en lo que los afectados debieron superar, y dejar de lado las imágenes que los muestran en sus peores facetas. Sería fácil hacer de esas historias un ejemplo de superación.

Pero no vendería.



Las personas quieren morbo, quieren ver deformidades, quieren ver gente sufriendo, horrorizarse con ello, y correr al banco más cercano a dejar un poco del dinero que les sobra para sentirse más buenos.

Entonces tenemos un evento muy conveniente para las grandes empresas (que son las que en verdad aportan el dinero que importa): publicidad y buena imagen gratis, más deducciones de impuestos. Y también con rating televisivo asegurado, gracias a los rostros famosos que aparecen y los casos patéticos que se muestran.

Y todo ello bajo una máscara de "amor".


Posiblemente también sea un gran negocio para quienes organizan la Teletón. Ahora, ¿por qué culparlos? ¿En una sociedad donde la gente se divierte con el sufrimiento ajeno, y que es capaz de creer que toda la campaña publicitaria se hace desinteresadamente, por qué no lucrarse?

Puede que Mario Luis Kreutzberger Blumenfeld, conocido como "Don Francisco" y fundador de la Teletón en Chile se lleve cierta parte de las ganancias. Y si así fuera, ¿qué?. Si la Teletón fuera como cualquiera de esas otras instituciones chilenas de ayuda, andaría como todas ellas, haciendo colectas o pequeños eventos para recaudar algo de dinero para mantenerse en pie.


Sin embargo, la Teletón se fue a lo grande. Logró posicionarse como un evento nacional en donde a los empresarios les conviene estar. Como una campaña donde a los rostros famosos les conviene aparecer. Como un programa que a la gente le gusta ver. En resumen, como un buen producto. Y funciona. Logra juntar el dinero que necesita, los centros de la Teletón son de los mejores en el mundo, y sus pacientes tienen un trato de primera.

Y todo "por amor".

Debe ser el tipo ideal de institución de beneficencia en una economía de mercado. Cada actor participa por beneficio propio y, gracias al egoísmo de todos ellos, se logra un bien común: reunir dinero para los discapacitados. "La mano invisible", le llaman a eso.



Hay algunos detractores que dicen: La Teletón es un negocio. Mi pregunta es ¿y qué propondrían a cambio? Porque si se elimina, con ella no se van a desaparecer los discapacitados.

Hay otros que dicen que si las grandes empresas que operan en Chile dieran el x% de sus utilidades anuales, se podría  juntar más dinero que el que recauda la Teletón y sin hacer un espectáculo tan morboso. Yo digo que es re fácil regalar el dinero que no es de uno. Tal vez si a cada uno de los ciudadanos de este país se nos exigiera colaborar con un porcentaje de nuestro sueldo para dicha obra, esas mismas personas no estarían tan contentas. Es sencillo decir "que lo hagan los ricos" cuando nosotros no somos los ricos.

Hay otros que dicen que deberían hacerlo las Isapres (Instituciones de Salud Previsional, sistema privado de seguros de salud creado en Chile), pero la verdad es que no hay ninguna ley que las obligue. Y ellas, además, también fueron creadas con fines de lucro, y no para ayudar.

Y hay otros más que dicen que el estado de Chile debería asegurar un trato adecuado para ese tipo de personas. Pues, a mi juicio, si fuera así, la calidad del servicio estaría muy por debajo de lo que la Teletón ofrece. Aún como país estamos recién mejorando el sistema de Salud Pública.

Por eso digo que tengo sentimientos encontrados con la Teletón. Desde un punto de vista de valores morales me parece casi repugnante, pero desde un punto de vista práctico es la mejor idea que se pudo tener.

Y creo que si fuera o conociera a algún discapacitado, sería el primer lugar al que iría, con la tranquilidad de que sería bien atendido y pagaría poco o nada.

Tal vez solo tenemos lo que nos merecemos. Así que mientras siga así...









 


1 comentario :

Anónimo dijo...

wau, achuntaste!
gracias