En la noche anterior
La lluvia golpea la ventana suavemente. No es ninguna novedad. Han pasado días y otros días pasarán sin que eso cambie. Las ramas de los árboles hacen danzar sus hojas al compás del viento. En una noche como esta el calor del fuego de la hoguera reconforta, mientras una trompeta de jazz envuelve el ambiente como solo ella sabe hacerlo.Una lámpara de suave luz poco aporta al resplandor de la chimenea. Un jarro transparente con líquido dorado se refleja en la semipenunmbra de la estancia, colocado sobre una mesa pequeña de roble tallado. A su lado, sentado en un cómodo sillón forrado de felpa rojiza, un hombre en posición contemplativa observa por la ventana el tranquilo espectáculo de una noche de invierno. A ratos levanta el jarro y le da un sorbo a la rubia cerveza y vuelve a dejarlo en su lugar. El ambiente está impregnado de un leve olor a humo, acompañado de algunos escasos crujidos de los leños que van siendo devorados por las llamas.
La cabaña es vieja y posee ese ambiente acogedor que solo la madera puede ofrecer. La pieza tiene un librero de rústicas terminaciones, fabricado de eucalipto tal vez, lleno de tomos antiguos empastados lujosamente, la mayoría de ellos dan la impresión de ser muy antiguos, y cuidadosamente conservados. Hay algunos otros libros sobre la mesa pequeña, al lado del jarro, que han sido ojeados hace poco. El hombre observa a través de la ventana con tranquilidad y desapego, dejando que su vida siga al ritmo de la noche, al menos por esta noche. Saca una botella de un rincón al lado del sillón y vuelve a llenar el jarro. Bebe un trago suavemente y saborea el líquido con placer. Esta noche es de tranquilidad y sosiego, esta noche es noche de jazz y trompeta, al menos esta noche.
Mañana empieza el fin del mundo. Mañana empieza la verdadera tormenta.
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